El Derecho Administrativo regula las relaciones entre la Administración y los ciudadanos.

Los conflictos con la Administración pueden ser, básicamente, de dos tipos: o bien porque el sistema administrativo inicia un procedimiento que te perjudica, o bien porque quieres que inicien un procedimiento que te beneficiaría.

1. La Administración, a menudo, mueve su maquinaria vinculándote en un procedimiento y generándote un perjuicio, como ocurre, por ejemplo, con las sanciones administrativas. En este caso, nuestro trabajo consiste en acudir al procedimiento iniciado por la propia Administración para tratar de frenarlo y utilizar las herramientas apropiadas para defenderte. Es decir, en estos procedimientos, nuestro trabajo consiste en detener a la Administración y obstaculizar que su actuación te perjudique.
2. En otras ocasiones, somos nosotros los que queremos que la Administración actúe porque obtendremos un beneficio de su actuación. Algunos ejemplos serían las solicitudes de licencias o las reclamaciones de indemnizaciones por el mal funcionamiento de la propia Administración. ¿Quieres tener una terraza en tu cafetería? Tendrás que solicitárselo a la Administración. ¿Te has caído de la moto debido al mal estado de la calzada? La Administración debe responder por ello. Es decir, al contrario que en los casos anteriores, en estos asuntos somos nosotros quienes forzamos a la Administración y pasamos a un plano activo.

Las relaciones con la Administración son complejas, por lo que, desde aquí, te recomendamos que contactes con abogados expertos en la materia antes de cometer errores de difícil subsanación.

Quedamos a tu disposición para ofrecerte soluciones reales y rentables.